el Arte de Decir “NO”: 8 pasos para conseguirlo

Decir ‘NO”. Tan fácil que parece, pero ahí estas otra vez en la misma situación: otra persona pidiéndote ayuda. Y sientes esa reacción interior, como algo puntiagudo que te hace dar un respingo, y tienes esa tendencia de parar lo que estás haciendo en ese momento y dar esa ayuda.

Y es en este momento cuando la lucha interna empieza.

Deberías simplemente decir que sí y ayudarles? Al fin y al cabo, no te va a tomar demasiado tiempo escribir unas lineas extras, hacer una llamada de teléfono o cualquier otra cosa. “No es para tanto”, te dices a ti mism@ con una voz interior que tiene mucha fuerza, “al final, tu pasión es ayudar y cuidar de la gente”.

Pero entonces, tus hombros empiezan a tensarse, tu aliento se entrecorta, y un pequeño mareo te acecha. Esos son los primeros signos de que estás abarcando más de lo que puedes.

Decir “NO” es posible

A la mayoría, nos toma mucho tiempo darnos cuentos de este proceso, de lo que sucede cuando tomamos demasiadas cosas y decimos que sí a todo. Hay un impacto y un coste significativo para nuestras propias vidas:

  • No te deja terminar las cosas en las que estás trabajando
  • No te deja estar presente al 100% con tus amig@s, hij@s, familia.
  • Afecta el tiempo y la dedicación que inviertes en tu pareja
  • Y lo más importante: no te permite cuidar de ti mism@.

Si esta situación te resulta familiar, probablemente eres una de esas personas que se identifica como un@ cuidador@ innat@, o tal vez eres de l@s que buscan la aprobación de otras personas, quizás tienes la necesidad de complacer a la gente o, puede ser que incluso, te describas a ti mism@ como a una persona de acción, una persona que hace cosas. Eres una persona a quien le gusta HACER cosas por los demás, pero a veces, o tal vez siempre, se te olvida simplemente SER.

Pones las necesidades de otr@s frente a las tuyas, y el coste de eso es tú mism@. Amas dar. De hecho, probablemente te respetas mucho a ti mism@, y una de las razones es porque eres alguien que “da a los demás”.

Probablemente eres una de esas personas que les dice a otr@s “Qué necesitas? Dímelo y yo haré que suceda” o “Dime cuando lo necesitas y yo estaré allí para ti”. Si alguien necesita alguna cosa, eres de l@s que enseguida se ofrece para cualquier cosa y rápidamente dice que sí. Dejas de lado tus propios pensamientos, sentimientos y necesidades con la esperanza de hacer que otra persona se sienta feliz.

Es posible que en algún momento, tal vez uno simple pero de significado profundo, te des cuenta de que estás dando demasiado a los demás y la única razón es que necesitas incrementar el valos que tú te das a ti mism@. Te estás definiendo a ti mism@, la persona que tú eres, por lo que das a los demaás y lo que puedes hacer por ell@s.

“Da más. Estate más presente para la gente. Asegúrate de que estás ahi para quien te necesita”

Te resulta familiar? Algunas personas simplemente tenemos esta tendencia. Incluso nuestras profesiones pueden estar, en gran parte, dedicadas a cuidar de los demás.  Seguro que se te da genial resolver problemas y tienes una buena capacidad para percibir dinámicas en relaciones, sensible y empátic@, te llena pasar tus días ayudando a otr@s a afrontar cambios, procesar experiencias difíciles y vivir una vida que esta llena de significado y autenticidad.

Pero, has notado el impacto de preocuparse por los demás continuamente? Tiene un coste, y también es un coste al valor personal que te das a ti mism@. Si eres una persona que es rígido consigo misma, seguro que te juzgas a ti mism@ con frases como “si no les doy lo que necesitas, eso significa que no soy un buen amigo, padre, compañero, etc”.

Antes que nada, debes saber que no estás sol@ en este reto. A la mayoría de nosotr@s nos cuesta comunicar nuestras necesidades y poner límites saludables. Necesitamos explorar el role de cuidadores, lo que nos proporciona, y cómo poder encontrar diferentes maneras de construir nuestro propio valor personal.

Y bueno, pues como siempre, darse cuenta de este patrón es el principio para poder cambiarlo. Necesitamos entender que es lo que hacemos y las repercusiones que tiene para nosotr@s. Si todavía estás leyendo este artículo, es que te has identificado con el reto de decir que no y el rol de cuidador@. Asi, que aqui te presentamos una pequeña ayuda…

Consejos para conseguir decir “NO”

1. Analiza como te sientes cuando estás sobrepasad@

Es importante que analices y descubras cuales son los síntomas que te muestran que estás tratando de abarcar demasiadas cosas a la vez. Es posible que te sientas excitad@ psigológicamente, como una subida de adrenalina. También es posible que tus signos sean:

  • Emocionales (frustración, ansiedad, dolor)
  • Cognitivos (siendo demasiado estrict@ contigo mism@, diciéndote que no eres suficiente)
  • Cambios en tu relación (disminución de tu actividad sexual, más discusiones)

Identificar tu experiencia emocional te ayudará a darte cuenta de cuando es el momento de tomar acción.

2. Admite que tus pensamientos, sentimientos y opiniones son diferentes a los de otras personas.

Cada unos tenemos nuestra propia experiencia interna. Tú tienes la tuya, tus compañer@, padre, madre, amig@ tienen la suya. Tu individualidad es única y te diferencia de las otras personas con las que mantienes relaciones cercanas. Si tu no cambias tu mundo interior, nadie lo puede hacer por ti. Tu eres responsable de tus pensamiento, sentimientos y deseos.

Así que es importante que tomes un rol activo para comunicar tus necesidades a la otra persona. Si necesitas tomar tu espacio o tiempo porque estás abarcando demasiado, o tal vez simplemente no te apetece llevar a cabo esa tarea que te proponen, es tu trabajo comunicarlo, con respeto, a los demás. Te explicamos más detalles de como hacerlo en el próximo paso.

3. Empieza a decir “no”

Tú tienes el derecho a decir “NO”.

Eso no significa que tengas el derecho a ser agresivo contra alguien que te pide ayuda “Cómo te atreves a pedirme que haga eso cuando sabes como me están yendo las cosas?”. Eso es crucial: Tú tienes el derecho a decir “NO”, y no tienes que explica tu “NO”.

Qué pasos puedes seguir?

  • Expresar empatía por las dificultades por las que esta yendo la otra persona: “Ya sé que no te está resultando fácil y que estás pasando por un momento duro”.
  • Díle que la próxima vez tal vez sea diferente: “En la próxima ocasión, posiblemente podemos encontrar una manera para afrontarlo junt@s”.
  • Y entonces, expresa tus emociones: “Ahora mismo estoy sobrepasad@ y no puedo ayudarte en esto”.

Dáte cuenta que para compartir sentimientos, siempre debes empezar con “YO”. Pero recuerda que decir “Yo siento que tú no me entiendes no es un sentimiento.

4. Si decir “NO” te resulta difícil, intenta aplicar la regla de las 24 horas.

A menudo, reaccionamos a las cosas con nuestras emociones, y esto nos lleva a abarcar demasiado. Si decirle que no a la otra persona en ese momento específico te resulta realmente difícil, díle que vas a darle una respuesta en 24 horas. Y, si la petición viene por correo electrónico y no es urgente, date a ti mism@ un día para reflexionar en lo que la demanda requiere y como te afectaría de forma profesional y personal. Acuérdate que a menudo sobreestimamos lo que podemos llegar a hacer en un día o incluso en un año.

5. Mantén tus límites

Es importante que te mantengas firme. Si empiezas a decir “NO” y luego cambias de idea, los demás no van a tomarte seriamente.

6. Reta a tu diálogo interno o, simplemente, acéptalo

Si uno de tus principios es ayudar a los demás, intenta encontrar otras maneras de ver tu “NO”. Ser un buen amigo significa que siempre tienes que dar? Las cosas no son simplemente blancas o negras. Hay escalas de grises.

  • Cambia la perspectiva y reta ese discurso antiguo.

Qué le dirías a un amig@ si tuvieran dificultades para decir “NO”? Qué otras maneras tienes para demostrar que te importa?

Tu discurso antiguo te dice que eres mala persona por no querer ayudar a tus amigos, ese discurso que ha estado contigo por tanto tiempo. Si continuas teniendo dificultades internas, intenta aceptar ese discurso, y pregúntales a los demás si ellos tienen el mismo diálogo interno.

7. Date permiso para sentirte mal

Esto no va a cambiar de la noche a la mañana. Es muy probable que te sientas culpable. Y no va a ser fácil. Te sientes culpable por decir que no? Pues di “NO” otra vez. Si evitas sentirte culpable, la culpa te va a seguir persiguiendo. Y hazte a la idea que la manera como los demás responden a tu nueva posición de decir “NO” tampoco va a cambiar rápidamente. De hecho, es muy probable que si has estado desempeñando este rol por mucho tiempo, la otra persona se va a sentir desconcertada al principio cuando reciba tu “NO” y va intentar regresar a patrones antiguos.

8. Pide ayuda

Ésta es una de la difíciles, especialmente para alguien que siempre ha estado prestando ayuda a los demás. A menudo, estamos tan ocupad@s dando ayuda y respondiendo a los demás que minimizamos nuestras necesidades, y nadie se da cuenta, incluyendo nosotr@s mism@s, que de alguna manera también necesitamos ayuda.

Esta ayuda puede llegar en todo tipo de formas. Tal vez, empiezas por tomarte 30 minutos a la semana completamente para ti, libres de tareas y responsabilidades. Tal vez, puedes empezar por compartir tareas, o te atreves a decirles como te estás sintiendo.

 

Aprender a decir que no te va a ayudar a recentrar tus prioridades. No significa que siempre vayas a decir “NO”, pero permítete ser flexible. Va a haber tiempos en los que puedas dar y tiempos en los que no. En vez de conectar el prestar ayuda con ese valor que te das a ti mism@, intenta vivir una vida que está conectada con lo que es importante para ti y mostrar tu YO auténtico. Y cuando conseguimos ser auténticos con nostr@s mism@s y con aquell@s que nos rodean, nuestra mente y nuestro cuerpo se sienten más conectados que nunca.