No te conformes. No aceptes tener una “vida a medias”

Tú eres quien tú decides ser – Janis Joplin

Mucha gente pasa varios años en estado de depresión leve, sin ni siquiera darse cuenta. Estas personas son funcionales: van a trabajar cada día, consiguen alimentarse (aunque se trate de comida rápida y poco saludable), y no están particularmente tristes. Simplemente es como si sus vidas estuvieran envueltas en una gruesa capa de algodón, insensibilizándoles, evitando que nada en realidad llegue a ell@s.

La mayoría de la gente que vive en esta situación ni siquiera lo nota porque simplemente se convencen a ell@s mismo@s de que es este el tipo de vida que quieren. Están sinceramente convencidos que son felices yendo cada día a un trabajo que no les gusta y llegando a casa por la tarde, sentándose frente al televisor, contribuyendo a crear una segunda vida en las redes sociales o jugando a algún juego en su telefóno que les aleja de cualquier pensamiento comprometedor.

Si alguna vez te has encontrado en esta situación, te habrás dado cuenta de que acabamos sacando a l@s amig@s de nuestra vida, nos molesta viajar o incluso ver a la familia. Preferimos estar solos y evitar la mayor parte del contacto social.

Nos esforzamos por parecer “normales” a nuestros compañer@s de trabajo y, de vez en cuando, aceptamos compromisos sociales solo para que la gente no piense que somos raros y solitaries, vaya, para mantener esa imagen de normalidad frente a la galleria. Para ser sincer@s, cuando miramos al pasado, podemos darnos cuenta que, la mayoría de las veces, incluso rechazamos pensar sobre ello: lo negamos y nos mentimos a nosotr@s mism@s.

 

Despertando

 Tod@s creemos tener alguna razón por la cual nos comportamos así, pero tarde o temprano esta razón desaparece. Cuando despertamos y podemos ver la realidad de forma más objetiva, la verdad nos duele, pero, a la vez, también nos empuja a actuar para un cambio. Requiere valentía.

Tal vez el cambio require un nuevo trabajo, que nos da mucho menos dinero a final de mes, pero…puedes en realidad ponerle un precio a tu calidad de vida cuando el estrés ha desaparecido? Empiezas a dormir mejor, comer mejor, interesarte en tu entorno de nuevo. Es como que eres capaz de volver a respirar tranquilamente otra vez. Es una señal de alivio. Y de ahí surgen muchas emociones y sentimientos positivos: volver a hacer las cosas que nos gustan, reconectar con amig@s, sentirse descansado y en paz, sentir curiosidad acerca de probar cosas nuevas,…

 

Curarse a través de la pasión

Curarse toma tiempo. Algunas personas nunca lo consiguen, pues requiere reflexión, paciencia y acción. Hay que tomar en cuenta que tenemos que curarnos físicamente y emocionalmente.

Empieza con la parte física. Seguramente no estás en la mejor forma física, pues la comida poco saludable y la falta de actividad en los últimos años no han ayudado. Duerme. Enamórate de nuevas comidas y alimentos. Toma ese curso de meditación en el que ya llevas tiempo pensando. Empieza a practicar ejercicio de forma gradual, incluso si son 5 minutos al día de estiramientos.

Los primero meses son sobretodo acerca de sentirse bien y cómod@, lo que puede sorprenderte pues es probable que no hayas experimentado estos sentimientos por años.

Cuando el proceso de curación empieza, ya verás como los sentimientos regresan progresivamente. Después de haber estado insensible durante años, redescúbrete a ti mism@ como la persona emocional y sensible que habías sido. Seguro que hay semanas malas. Te lo digo por experiencia. Semanas en las que todo se vuelve oscuro y parece que no eres capaz de seguir adelante. Semanas llenas de arrepentimiento, duelo, vergüenza, e incluso rabia por no haber hecho las cosas bien o por miedo de no ser capaz de hacerlas mejor a partir de ahora. Pero, con persistencia, conseguirás cruzar la marea negra y recuperar tu entusiasmo.

Si tienes algún interés poco común, lánzate a descubrirlo. No pares. Sigue adelante. Prueba todo lo que te apetezca. Sin limitaciones. Ya verás como experimentas niveles de felicidad que no creías posibles un año antes.

 

Qué aprendes?

Ojalá pudiera decirte que después de este cambio, todos vivimos felices y comemos perdices para siempre. Pero no es así como los seres humanos funcionamos, y, si alguien te dice lo contrario, probablemente está intentando venderte algo. El objetivo no es conseguir estar eternamente contento y feliz; es experimentar el amplio espectro de las emociones humanas y ser capaz de manejarlas y disfrutarlas tal y como vienen.

Buscar la felicidad es un objetivo muy noble y valioso. No querría enviar el mensaje equivocado. Como muchas otras cosas, la felicidad es un hábito que se puede cultivar. Yo, a través de mi experiencia personal, he aprendido que un atajo a la felicidad es darle prioridad a tu pasión (o pasiones).

Desafortunadamente, no es algo a lo que la sociedad nos anima. Somos educados y socializados para ser personas responsables y anteponer el deber a cualquier otra cosa. Trabajar para vivir, pagar las facturas, ser un buen ciudadano. No cuestiono que estas cosas son importantes, pero, desde mi punto de vista, no son la prioridad. Qué tiene de bueno ganarse la vida si solo estamos existiendo y sobreviviendo en vez de disfrutando?

La mediocridad está sobrevalorada. Y lo podemos observar en nuestras propias historias. Si conformarse fuera un arte, la mayoría de nosotr@s seríamos maestr@s. Estamos programados para conformarnos con una versión muy reducida de nuestras propias vidas. Tod@s podemos romper este círculo y liberarnos.

 

Persiguiendo la felicidad

La manera de combatir esta tendencia impuesta es acordarse de qué es lo que de verdad importa en la vida. Nuestro propio bienestar, la gente a la que queremos, y la felicidad. Levantarnos de la cama cada mañana ilusionad@s por decsubrir el día excitante que nos espera no es algo que simplemente sucede. Hay que trabajar en ello, escucharse a un@ mism@ y ser consecuente con nuestros pensamientos y emociones.

Para conseguirlo, necesitamos luchar de forma radical y consistente en contra de esta corriente que amenaza con regresarnos al patrón para el que hemos sido preparados: conformarse. Toma valentía decir que “no” a otras cosas hasta que no me he asegurado que mis pasiones y necesidades están siendo atendidas, programadas y ocurriendo. Atrévete!

Una buena guía par ayudarnos a saber si estamos en el buen camino es enamorarse de la vida por lo menos una vez a la semana. Eso es una buena indicación. A veces puede sentirse como pedalear en bicicleta cuesta arriba, pero piensa en la increíble vista que tendrás al llegar a la cima de la montaña. Merece la pena.

 

Cómo conseguirlo

Si sientes que estás en una situación dónde simplemente dejas que los días pasen, tómate algo de tiempo para descubrir qué necesitas en tu vida para poder dar prioridad a tus pasiones. Para alguna gente es el trabajo y el lugar dónde viven, para otras personas es la familia. Lo que tú necesitas puede ser completamente diferente. Descúbrelo.

Toma el tiempo necesario para analizar las diferentes áreas de tu vida: trabajo, situación financiera, a ti mism@, relaciones, salud, etc. Encuentra en cuáles de estas áreas necesitas aplicar cambios para poder acomodar tus pasiones.

Es muy posible que no puedas cambiarlo todo de una vez. Está bien. Este proceso toma un tiempo, y puede ser, que algunas cosas requieran algo más de tiempo pues tal vez no dependen completamente de ti. El objetivo no cambiarlo todo, pero cambiar algo.

Haz un plan realista para poder poner todos los pasos en práctica, y ponte fechas para poder conseguirlos. Consigue el apoyo que necesitas, tanto si es profesional como de amig@s o familiares. Asegúrate que incluyes pasión mientras estás trabajando en tu plan. Si lo único que haces es planear, estás posponiendo tu felicidad para el futuro y nunca vas a poder conseguirla en el momento presente.

Siempre es posible encontrar momentos y tiempo. Sé muy estrict@ con esto. Cancela otros compromisos si es necesario, porque tu bienestar es lo primero, y estar feliz y alegre te permite ser mejor pareja, madre, padre, amig@ o compañer@ para otr@s.